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Subject: »»Fútbol Europeo
Va palmando el Barça en casa y eso que le han regalado un penalti xD
le podian regalar otro mas, que defendiendo asi y con ese arquero dificil sacar un buen resultado!!
Valdes viene haciendo un temporadón, y viene de una lesión.
Messi hoy ha estado más apagado que una bombilla de madera xD
Messi hoy ha estado más apagado que una bombilla de madera xD
A mi Valdes siempre me parecio un arquero flojito pero lo de hoy fue horrible; a Messi le esta costando agarrar ritmo pero asi y todo lo quiero siempre en mi equipo, si andaba con un poquito mas de punteria hoy le robaba un empate injusto a Valencia sobre el final, una pena porque si entraba era un golazo.
si, yusepe donde te metiste ? :P
quien lo diria el atleti arriba solito
quien lo diria el atleti arriba solito
Pues por aquí estoy, partido intenso, y al final acabó en empate.
La expulsión a Cristiano es una puta verguenza, pero ya sabeis como son los arbitros de la liga española... hay uno que no para el juego ni aunque se arranquen un craneo, otros que pitan hasta los soplidos y otros que ven agresiones en teatros xDD
La cosa es que está el atleti en solitario con 3 puntos sobre el Madrid y el Barça
La expulsión a Cristiano es una puta verguenza, pero ya sabeis como son los arbitros de la liga española... hay uno que no para el juego ni aunque se arranquen un craneo, otros que pitan hasta los soplidos y otros que ven agresiones en teatros xDD
La cosa es que está el atleti en solitario con 3 puntos sobre el Madrid y el Barça
Cristiano estuvo bien expulsado, una verguenza que no expulso al otro del Bilbao
Martín Caparros
Lo que te espera...
Messi nos malacostumbró e hizo creer que imposible era una palabra para otros. Las exigencias se multiplican. ¿Qué pasará con todo lo que hizo si no gana el Mundial?
Porque todo esto me recuerda un chiste que contaba mi padre –sí, mi padre, con su acento español– hace quichicientos años y tres meses. El chiste era malo pero por suerte viejo: empezaba con la multitud que se reunía, esperanzada, escéptica, en el Luna Park para ver si García cumplía con su bravata de acostarse con 100 mujeres una detrás de otra. En la cama instalada en el ring del Luna, García superaba un obstáculo tras otro. A las 30, el público enfervorizado ya coreaba su nombre. A las 45 miles empezaban a dedicarle el clásico todos con el culo en la pared/ llegó García. A las 60 tiraban papelitos cada vez que. A las 75 habían improvisado banderas: Sabella, García es argentino, García para todos. El aliento era ininterrupto y muchachos de pelo en pecho gritaban García haceme un hijo. Cuando llegó a la 91 los gritos de García presidente asomaron, tímidos, en las plateas más bajas. Cuando terminó con su 98 todo el estadio era un clamor y la suerte del país parecía decidida.
García, a todo esto, estaba al borde del desmayo –y su virilidad cada vez más ahíta, tumefacta, quebradiza. Ante la 99 dejó de responderle; García hizo un gesto que todos entendieron: no iba más. Hubo un momento de silencio y, de golpe, el Luna se unió en un grito despiadado: ¡García maricón! ¡García maricón!
Si no gana el Mundial, Messi será García. Es una historia excepcional, como todas las suyas: un jugador que lleva seis o siete años en el trono indiscutido del mejor, que ganó todo lo que se puede ganar, y que, ahora, si no gana siete partidos más, podría perderlo. Un triunfador absoluto que tiene un mes –junio/julio 2014– para no terminar en la derrota.
Es una exigencia ridícula y es, de algún modo, lo mismo que le pasa todos los domingos –y miércoles y sábados y jueves a la tarde–: puso la barra tan alta que para saltar más tendría que usar sus alitas de plumas.
De algún modo es su culpa: Messi juega tan fácil que da la impresión de que si no pasa a esos cuatro jugadores que se le amontonaron adelante no es porque es imposible sino porque no tiene ganas. Nos malacostumbró: nos hizo creer que imposible era una palabra para otros. Y que, encima, hacer lo imposible no le costaba nada: a diferencia de Maradona, que parecía siempre a punto del abismo, Messi juega como si no tuviera dudas.
Por eso, ante la menor duda, las dudas explotan. Sucedió la semana pasada: como llevaba dos o tres partidos sin hacer un gol empezaron las quejas, las interpretaciones. Angel Cappa dijo que se había apagado porque estaba aburrido de tantos años de matrimonio con el fútbol; César Menotti le atribuyó una “fatiga mental”; cientos de artículos se preguntaban sobre las razones de la dizque decadencia: físicas, anímicas, económicas, técnicas, tácticas, eróticas, metempsicóticas. Y aquí, en Barcelona, arreciaron los suspicaces que se preguntan si no estará guardándose para el famoso Mundial, si no le está retaceando a su público natural lo que este público le paga –y aquí, cuando se habla de plata, se habla en serio.
(El Barsa está en un momento raro. Pasó por una crisis institucional grave, el equipo se busca, el Camp Nou se está quedando, con frecuencia, muy raleado: partidos de menos de 40.000 espectadores, con 50 ó 60.000 desalentados por el frío, por los cambios de horarios, por la costumbre de ganar y el miedo de perderla. En ese contexto, que Messi no la metiera dos veces por partido pareció la fin del mundo. Esta semana Messi hizo tres goles, dio un par más –y muchos se callaron la boca.)
Pero la exigencia desbocada de estos días es sólo un anticipo de lo que va a pasar en el Mundial. En Brasil, la Argentina será Messi. Para muchos la Argentina ya es Messi: tanto que The Economist, la revista insignia del gran capital internacional, hizo una tapa sobre la decadencia del país y su imagen es la foto del Diez, de espaldas, cabizbajo.
En Brasil la Argentina será Messi o no será, y si la Argentina no gana el Mundial tantos dirán que Messi, al fin y al cabo, no era para tanto. La comparación con Maradona siempre fue su cruz: quiero jugar en Primera y ganar un Mundial. Sin Mundial, pibe, sos un muñeco de circo, un fracasado.
Creo que nunca se le habían pedido a nadie tantas pruebas. Creo, también, que nunca nadie aspiró a tanto: suponemos que Messi no quiere ganar el Mundial para ganar el Mundial sino para poder pelear en serio la corona del mejor de siempre. Messi, en Brasil, no juega contra siete equipos; juega contra la historia, por la historia. Y la historia es un rival muy complicado.
Lo que te espera...
Messi nos malacostumbró e hizo creer que imposible era una palabra para otros. Las exigencias se multiplican. ¿Qué pasará con todo lo que hizo si no gana el Mundial?
Porque todo esto me recuerda un chiste que contaba mi padre –sí, mi padre, con su acento español– hace quichicientos años y tres meses. El chiste era malo pero por suerte viejo: empezaba con la multitud que se reunía, esperanzada, escéptica, en el Luna Park para ver si García cumplía con su bravata de acostarse con 100 mujeres una detrás de otra. En la cama instalada en el ring del Luna, García superaba un obstáculo tras otro. A las 30, el público enfervorizado ya coreaba su nombre. A las 45 miles empezaban a dedicarle el clásico todos con el culo en la pared/ llegó García. A las 60 tiraban papelitos cada vez que. A las 75 habían improvisado banderas: Sabella, García es argentino, García para todos. El aliento era ininterrupto y muchachos de pelo en pecho gritaban García haceme un hijo. Cuando llegó a la 91 los gritos de García presidente asomaron, tímidos, en las plateas más bajas. Cuando terminó con su 98 todo el estadio era un clamor y la suerte del país parecía decidida.
García, a todo esto, estaba al borde del desmayo –y su virilidad cada vez más ahíta, tumefacta, quebradiza. Ante la 99 dejó de responderle; García hizo un gesto que todos entendieron: no iba más. Hubo un momento de silencio y, de golpe, el Luna se unió en un grito despiadado: ¡García maricón! ¡García maricón!
Si no gana el Mundial, Messi será García. Es una historia excepcional, como todas las suyas: un jugador que lleva seis o siete años en el trono indiscutido del mejor, que ganó todo lo que se puede ganar, y que, ahora, si no gana siete partidos más, podría perderlo. Un triunfador absoluto que tiene un mes –junio/julio 2014– para no terminar en la derrota.
Es una exigencia ridícula y es, de algún modo, lo mismo que le pasa todos los domingos –y miércoles y sábados y jueves a la tarde–: puso la barra tan alta que para saltar más tendría que usar sus alitas de plumas.
De algún modo es su culpa: Messi juega tan fácil que da la impresión de que si no pasa a esos cuatro jugadores que se le amontonaron adelante no es porque es imposible sino porque no tiene ganas. Nos malacostumbró: nos hizo creer que imposible era una palabra para otros. Y que, encima, hacer lo imposible no le costaba nada: a diferencia de Maradona, que parecía siempre a punto del abismo, Messi juega como si no tuviera dudas.
Por eso, ante la menor duda, las dudas explotan. Sucedió la semana pasada: como llevaba dos o tres partidos sin hacer un gol empezaron las quejas, las interpretaciones. Angel Cappa dijo que se había apagado porque estaba aburrido de tantos años de matrimonio con el fútbol; César Menotti le atribuyó una “fatiga mental”; cientos de artículos se preguntaban sobre las razones de la dizque decadencia: físicas, anímicas, económicas, técnicas, tácticas, eróticas, metempsicóticas. Y aquí, en Barcelona, arreciaron los suspicaces que se preguntan si no estará guardándose para el famoso Mundial, si no le está retaceando a su público natural lo que este público le paga –y aquí, cuando se habla de plata, se habla en serio.
(El Barsa está en un momento raro. Pasó por una crisis institucional grave, el equipo se busca, el Camp Nou se está quedando, con frecuencia, muy raleado: partidos de menos de 40.000 espectadores, con 50 ó 60.000 desalentados por el frío, por los cambios de horarios, por la costumbre de ganar y el miedo de perderla. En ese contexto, que Messi no la metiera dos veces por partido pareció la fin del mundo. Esta semana Messi hizo tres goles, dio un par más –y muchos se callaron la boca.)
Pero la exigencia desbocada de estos días es sólo un anticipo de lo que va a pasar en el Mundial. En Brasil, la Argentina será Messi. Para muchos la Argentina ya es Messi: tanto que The Economist, la revista insignia del gran capital internacional, hizo una tapa sobre la decadencia del país y su imagen es la foto del Diez, de espaldas, cabizbajo.
En Brasil la Argentina será Messi o no será, y si la Argentina no gana el Mundial tantos dirán que Messi, al fin y al cabo, no era para tanto. La comparación con Maradona siempre fue su cruz: quiero jugar en Primera y ganar un Mundial. Sin Mundial, pibe, sos un muñeco de circo, un fracasado.
Creo que nunca se le habían pedido a nadie tantas pruebas. Creo, también, que nunca nadie aspiró a tanto: suponemos que Messi no quiere ganar el Mundial para ganar el Mundial sino para poder pelear en serio la corona del mejor de siempre. Messi, en Brasil, no juega contra siete equipos; juega contra la historia, por la historia. Y la historia es un rival muy complicado.
Paso de responder a eso :P
Prefiero poner un par de regates del Milan:
Prefiero poner un par de regates del Milan:
Gente alguno sabra de algun link para ver al city contra el barsa?
Jaja!
Pero tenés que tenre (o hacer parecer) IP española, de afuera te lo bloquean.
Pero tenés que tenre (o hacer parecer) IP española, de afuera te lo bloquean.
Gracias Bilar, igual encontre uno por ahi que se veia bien la verdad, aunque se trababa un poco... Igual lo vi sin sonido porque me puse a ver arsenal-olimpo en la tele... Que lindo trabajar asi eh... :P
buscate algún proveedor de VPN español y entrás por ahí... y de paso navegás anónimo. Podés averiguar cómo construir una bomba casera sin ser rastreado. Y cosas así.
perdón, casi no dormí anoche...
(edited)
perdón, casi no dormí anoche...
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