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Subject: Un Poco de Historia....
pero por eso y a pesar que Malvin se escriba sin acento lo correcto es pronunciarlo como si tuviera acento en la i (Malvín) como se pronunciaba Balbín, y no “Málvin”.
Yo si aplico las leyes del idioma español me da que "Malvin" se pronuncia como palabra grave que es, y que "Malvín" se pronuncia como aguda que es. Si por ser un nombre propio desconocemos las reglas del idioma, me parece perfecto, pero no es el caso de "Malvín", nombre del barrio que según entiendo si lleva acento en la "i" y por ende es una palabra aguda.
No busques justificaciones para esa falta de ortografía que llevás por nombre :P
Malvin... sos el James ("Jeims" o "Yames") de los barrios montevideanos :P
Yo si aplico las leyes del idioma español me da que "Malvin" se pronuncia como palabra grave que es, y que "Malvín" se pronuncia como aguda que es. Si por ser un nombre propio desconocemos las reglas del idioma, me parece perfecto, pero no es el caso de "Malvín", nombre del barrio que según entiendo si lleva acento en la "i" y por ende es una palabra aguda.
No busques justificaciones para esa falta de ortografía que llevás por nombre :P
Malvin... sos el James ("Jeims" o "Yames") de los barrios montevideanos :P
Villa Dolores Por el zoológico particular de Alejo Atanasio Rosell y Rius, que le puso ese nombre por su mujer Dolores Pereira. El barrio que se levantó alrededor tomó su nombre de ahí.
Ese tal Alejo Rosell y Rius es el primer propietario que hubo de un automóvil en Uruguay, si mal no recuerdo haber leído, allá por el año 1904, 1905. Hoy día se puede apreciar dicho vehículo en el sexto piso de la sede del Automóvil Club del Uruguay sita en la intersección de las calles Colonia y Yí de la ciudad de montevideo, donde se encuentra el museo de dicha institución.
Ese tal Alejo Rosell y Rius es el primer propietario que hubo de un automóvil en Uruguay, si mal no recuerdo haber leído, allá por el año 1904, 1905. Hoy día se puede apreciar dicho vehículo en el sexto piso de la sede del Automóvil Club del Uruguay sita en la intersección de las calles Colonia y Yí de la ciudad de montevideo, donde se encuentra el museo de dicha institución.
¡Excelente el aporte Malvín!.
En verdad, desconocía el orígen de muchos de esos nombres, incluso pensé que el orígen del nombre La Blanqueada, venía de que en su zona de influencia estuvieron las tropas "blancas" de Oribe en el período de la Guerra Grande.
Recordemos que la Unión actual, zona vecina a La Blanqueada, era el centro administrativo del gobierno oribista, y estaba unidad al Cerrito de la Victoria, por la actual calle José Serrato (ex-Industria), continuando por las actuales Comercio y Mariscal Fco. Solano López, hasta la zona del Buceo donde se encontraba la Aduana de Oribe, que era su contacto comercial y militar con el exterior.
Esta edificación (la Aduana de Oribe), aún sigue en pie, aunque no se si está habilitada como museo o puede ser visitada por el público en la actualidad.
Con respecto al Cerrito de la Victoria, el triunfo de Rondeau sobre las tropas españolas fue en diciembre de 1812 (no 1912), y dio comienzo al período de dominación porteña que tuvo la Banda Oriental hasta el triunfo de las tropas artiguistas en 1815.
Precisamente, el 26 de marzo de 1815, Fernando Otorgués tomó posesión de la ciudad de Montevideo como delegado de José Artigas, e hizó la bandera tricolor artiguista sobre La Ciudadela, dando inicio al breve gobierno oriental que fue definitivamente derrotado por la invasión portuguesa de 1816.
Las tropas patriotas dieron batalla hasta el año 1820, y tuvieron que enfrentar con escasos recursos materiales a tropas imperiales con sobrada experiencia militar, que contaban además con el apoyo tácito del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata (porteño), y con la anuencia de la población mayoritaria de Montevideo, que hallaban al gobierno artiguista como bárbaro o salvaje, en oposición a vida "civilizada" a la que estaban acostumbrados.
Muchos de esto habitantes montevideanos de entonces, especialmente aquellos que representaban los poderes económicos de la ciudad, recibieron con honores el ingreso a la plaza del Gral. Carlos Federico Lecor, comandante de las tropas portuguesas invasoras.
Entre estos ciudadanos "ilustres" estaban: Dámaso Antonio Larrañaga, Jerónimo Pío Bianchi, Nicolás de Herrera, Lucas Obes, Juan José Durán y Tomás García de Zúñiga, quienes conformaron un grupo de colaboracionistas con el invasor que fue reconocido como "el Club del Barón", en referencia al título nobiliario de Barón de la Laguna que había sido recientemente creado para él, por el rey portugués Juan VI.
En verdad, desconocía el orígen de muchos de esos nombres, incluso pensé que el orígen del nombre La Blanqueada, venía de que en su zona de influencia estuvieron las tropas "blancas" de Oribe en el período de la Guerra Grande.
Recordemos que la Unión actual, zona vecina a La Blanqueada, era el centro administrativo del gobierno oribista, y estaba unidad al Cerrito de la Victoria, por la actual calle José Serrato (ex-Industria), continuando por las actuales Comercio y Mariscal Fco. Solano López, hasta la zona del Buceo donde se encontraba la Aduana de Oribe, que era su contacto comercial y militar con el exterior.
Esta edificación (la Aduana de Oribe), aún sigue en pie, aunque no se si está habilitada como museo o puede ser visitada por el público en la actualidad.
Con respecto al Cerrito de la Victoria, el triunfo de Rondeau sobre las tropas españolas fue en diciembre de 1812 (no 1912), y dio comienzo al período de dominación porteña que tuvo la Banda Oriental hasta el triunfo de las tropas artiguistas en 1815.
Precisamente, el 26 de marzo de 1815, Fernando Otorgués tomó posesión de la ciudad de Montevideo como delegado de José Artigas, e hizó la bandera tricolor artiguista sobre La Ciudadela, dando inicio al breve gobierno oriental que fue definitivamente derrotado por la invasión portuguesa de 1816.
Las tropas patriotas dieron batalla hasta el año 1820, y tuvieron que enfrentar con escasos recursos materiales a tropas imperiales con sobrada experiencia militar, que contaban además con el apoyo tácito del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata (porteño), y con la anuencia de la población mayoritaria de Montevideo, que hallaban al gobierno artiguista como bárbaro o salvaje, en oposición a vida "civilizada" a la que estaban acostumbrados.
Muchos de esto habitantes montevideanos de entonces, especialmente aquellos que representaban los poderes económicos de la ciudad, recibieron con honores el ingreso a la plaza del Gral. Carlos Federico Lecor, comandante de las tropas portuguesas invasoras.
Entre estos ciudadanos "ilustres" estaban: Dámaso Antonio Larrañaga, Jerónimo Pío Bianchi, Nicolás de Herrera, Lucas Obes, Juan José Durán y Tomás García de Zúñiga, quienes conformaron un grupo de colaboracionistas con el invasor que fue reconocido como "el Club del Barón", en referencia al título nobiliario de Barón de la Laguna que había sido recientemente creado para él, por el rey portugués Juan VI.
jajaja
Pero que Malvín se escribiera con acento era antes, la popularización de un nombre lo va cambiando, como ya vimos.
Hace muchísimos años cambiando la M por la B de Balbín, y desde que surgió un cuadro llamado Malvinaurinegro en hattrick, sacando el acento :):)
Pero que Malvín se escribiera con acento era antes, la popularización de un nombre lo va cambiando, como ya vimos.
Hace muchísimos años cambiando la M por la B de Balbín, y desde que surgió un cuadro llamado Malvinaurinegro en hattrick, sacando el acento :):)
Con respecto al Cerrito de la Victoria, el triunfo de Rondeau sobre las tropas españolas fue en diciembre de 1812 (no 1912),
Si, claro, error de tipeo, ya fue corregido, gracias.
Si, claro, error de tipeo, ya fue corregido, gracias.
Algunos otros que me faltaron:
Colón (Villa Colón)
Si bien es obvio de donde viene su nombre, lo curioso es que ese barrio se podría haber llamado Chicago, ya que fue el nombre propuesto por los accionistas de la empresa que haría el barrio, pero no convenció a algunos, así que finalmente se decidieron por Colón.
Manga
Por el arroyo Mangangá, a la zona se le conocía primero “pago del Mangangá”, luego “pago del Manga” y finalmente sólo Manga.
Melilla
La zona de Melilla lleva el nombre por uno de los primeros pobladores de Montevideo, Juan Delgado Melilla, oriundo de las Islas Canarias.
Piedras Blancas
Por un conjunto de piedras que se divisaban desde lejos y servían como guía para los que transportaban ganado hacia Montevideo desde Minas, Maldonado, Rocha y Santa Victoria del Palmar. Tenían una altura de unos cuatro metros y conformaban una circunferencia irregular. Dichas piedras fueron destruidas a partir de 1843 cuando el ejército de Oribe las utilizó para construir una represa para formar un lago artificial.
Pueblo Abayubá
Por el cacique charrúa sobrino de Zapicán y que muriera en 1574 en lucha contra las tropas de Juan de Garay.
Pueblo Conciliación
Pueblo creado a partir de 1889 por Agustín Vera y el nombre se refiere al espíritu que reinaba en la época luego del derrocamiento del gobierno de Máximo Santos.
Villa García
Por la capilla de Toledo levantada en 1889 por Carolina López de García en honor de su esposo Doroteo García fallecido cuatro años antes, dueño de las chacras de esa zona.
Villa Muñoz
Uno de los barrios creados por Emilio Reus y que naciera con el nombre de Barrio Reus al Norte. Emprendimiento que llevara a Reus a la quiebra de su empresa, la pobreza y la muerte de un ataque al corazón a los 32 años. El barrio fue a parar al Banco Hipotecario, que para rematarlo le cambió el nombre a Villa Muñoz en homenaje al Dr. José María Muñoz, primer presidente del Banco República.
Colón (Villa Colón)
Si bien es obvio de donde viene su nombre, lo curioso es que ese barrio se podría haber llamado Chicago, ya que fue el nombre propuesto por los accionistas de la empresa que haría el barrio, pero no convenció a algunos, así que finalmente se decidieron por Colón.
Manga
Por el arroyo Mangangá, a la zona se le conocía primero “pago del Mangangá”, luego “pago del Manga” y finalmente sólo Manga.
Melilla
La zona de Melilla lleva el nombre por uno de los primeros pobladores de Montevideo, Juan Delgado Melilla, oriundo de las Islas Canarias.
Piedras Blancas
Por un conjunto de piedras que se divisaban desde lejos y servían como guía para los que transportaban ganado hacia Montevideo desde Minas, Maldonado, Rocha y Santa Victoria del Palmar. Tenían una altura de unos cuatro metros y conformaban una circunferencia irregular. Dichas piedras fueron destruidas a partir de 1843 cuando el ejército de Oribe las utilizó para construir una represa para formar un lago artificial.
Pueblo Abayubá
Por el cacique charrúa sobrino de Zapicán y que muriera en 1574 en lucha contra las tropas de Juan de Garay.
Pueblo Conciliación
Pueblo creado a partir de 1889 por Agustín Vera y el nombre se refiere al espíritu que reinaba en la época luego del derrocamiento del gobierno de Máximo Santos.
Villa García
Por la capilla de Toledo levantada en 1889 por Carolina López de García en honor de su esposo Doroteo García fallecido cuatro años antes, dueño de las chacras de esa zona.
Villa Muñoz
Uno de los barrios creados por Emilio Reus y que naciera con el nombre de Barrio Reus al Norte. Emprendimiento que llevara a Reus a la quiebra de su empresa, la pobreza y la muerte de un ataque al corazón a los 32 años. El barrio fue a parar al Banco Hipotecario, que para rematarlo le cambió el nombre a Villa Muñoz en homenaje al Dr. José María Muñoz, primer presidente del Banco República.
Y el último:
Paso de la Arena
Porque las personas del lugar veian pasar volando baldes llenos de arena y decían: "mirá, ahí pasa la arena", y con el tiempo se fue transformando y quedó Paso de la Arena.
:)
Paso de la Arena
Porque las personas del lugar veian pasar volando baldes llenos de arena y decían: "mirá, ahí pasa la arena", y con el tiempo se fue transformando y quedó Paso de la Arena.
:)
Notable Malvin!!!
Edito: pa que no se vea la ignorancia :P
(edited)
Edito: pa que no se vea la ignorancia :P
(edited)
Mal yo!. Me acabo de desayunar de todo esto! muy ignorante lo mio
(edited)
(edited)
Aires Puros?
Rincón de la Bolsa?
Pueblo Conciliación?
Rincón de la Bolsa?
Pueblo Conciliación?
Pueblo Conciliación ya está en la segunda vuelta.
Los otros no tengo información.
Los otros no tengo información.
Ahora se me ocurren Atahualpa, Casabó y Guruyú... sobretodo este último ya que es un "barrio" dentro de la Ciudad Vieja, lo cual debería significar que tiene alguna historia.
Acá va el porqué del nombre "Guruyú":
El francés Gounouillou tenía un apellido tan difícil de escribir y de pronunciar, que la gente terminó llamándolo simplemente Guruyú. Y con este nombre acriollado (o simplemente adaptado al español) pasó a la historia en el característico barrio situado en el extremo de la península de la ciudad vieja. Gounouillou, un industrioso inmigrante llegado al país al mediar el siglo pasado, se dedicaba a los negocios del ramo marítimo y fundó un muelle en el puerto capitalino, al final de la calle Patagones (que hoy se llama Juan Lindolfo Cuestas).
Eran esos los terrenos resultantes de la demolición del antiguo Fuerte de San José, que se alzaba sobre la punta del mismo nombre en la extremidad Nor-Oeste de la península. Derribado el fuerte se trazó la calle Isla de Lobos, de una sola cuadra de extensión, entre Piedras y Cerrito, cuya ubicación y breve longitud no tienen otra explicación histórica que ese hecho.
El francés de tan endiablado apellido adquirió los restantes terrenos que ocupara el fuerte, y levantó allí su muelle al que anexó, al parecer, un precario establecimiento de baños, porque en aquel entonces las aguas de la bahía estaban limpias e invitaban a pegarse un fresco remojón cuando "la" calor del verano se adueñaba de la ciudad. Se dice que, por pocos vintenes, se podía alquilar una casillita de madera para cambiarse la ropa y ... al agua!
Pero quien dió al lugar su definitivo perfil de lujosa estación balnearia no fue el naviero Gounouillou, sino el imaginativo y emprendedor español don Emilio Reus, quien soñó un moderno balneario en aquellos confines de la península. Y manos a la obra. Del sueño pasó rápidamente a la realidad cuando adquirió las instalaciones de Gounouillou y construyó en ese predio lo que los montevideanos de la época llamaron "las piletas", un suntuoso establecimiento de baños públicos, con agua de mar y agua dulce, para solaz y deleite de sus hedonistas coetáneos.
Pero no sólo la estación balnearia estaba en la mente del activo empresario. Asociado con el coronel Carlos Gaudencio, Reus proyectó frente a sus piletas, despues desaparecidas y transformadas en plaza de deportes, la construcción de un espectacular hotel, cuya ejecución quedó a medio camino por causa de la devastadora crisis económica de 1890.
El monumental edificio del Hotel Nacional, que todavía se halla en pie y hoy está pidiendo a gritos una restauración, ocupa la manzana delimitada por las calles Juan Lindolfo Cuestas, Piedras, Ingeniero Monteverde y Cerrito, frente al establecimiento balneario. Su construcción quedó detenida en 1895, cuando el Estado se hizo cargo de las obras y lo destinó a sede de la Facultad de Matemáticas. Hasta hace unos 25 años atrás, antes de clausurarsele por su estado ruinoso, funcionó en el edificio la Facultad de Humanidades.
Allí es exactamente el Guruyú, un barrio que, como tantos otros, es muy difícil saber donde empieza y donde acaba. Con la particularidad de que este paraje siempre tuvo, por lo menos desde fines del siglo XIX, dentro de la despersonalizada Ciudad Vieja, una autonomía perfectamente definida.
Barrio vivido por el vecindario, barrio popular como el Albaicín de Granada, a diferencia del resto de la península montevideana, que es territorio de bancos, oficinas y palacetes del patriciado, el Guruyú fue cuna de populares comparsas de carnaval y mitológicas figuras del fútbol, como Isabelino Gradín y otros muchos que todavía son objeto de evocación emotiva en distintas crónicas.
Pero retornemos al sueño frustrado de Reus. Su establecimiento balneario constaba de dos grandes piletas de 60 metros de largo, una para señoras y otra para caballeros, alimentadas por agua de mar bombeada por máquinas y recubiertas por altas claraboyas de vidrio. Grutas y cascadas que se deslizaban en los declives del terreno, completaban la ostentosa decoración de esta fantasía romana que, aunque no se pueda creer, existió hace un siglo en Montevideo.
Camarines en los corredores de las piletas, departamento de hidroterapia medicinal, duchas frías y calientes, salobres y dulces, servicios de peluquería, tocados de señoras, completaban la suntuosidad refinada de una institución tan exclusiva como podía exigirlo aquella brillante "belle epoque" finisecular.
Reus y Gaudencio continuaron a ritmo sostenido la construcción de su gran hotel, que cuando se le habilitó definitivamente ya no fue hotel, porque la despiadada crisis se lo llevó todo como un huracán: las piletas, las claraboyas, el salón de hidroterapia, el hotel . . .
La piqueta dió cuenta rápidamente de las faraónicas instalaciones del balneario que los montevideanos "chic" vieron desaparecer con asombro y con rabia. Años más tarde. en lo que había sido aquel exclusivo reducto de la alta sociedad, se alzó una plaza de deportes.
Hoy sólo queda la ruinosa mole del Gran Hotel Nacional, como fantasma sombrío y vigilante al borde del puerto, pero enhiesto a pesar de su calamidad, como desafiando el siglo XXI para que se le recicle y se le dé un destino útil otra vez. Y queda también el nombre del barrio, heredado del nombre del francés de los negocios marítimos, el entrañable Guruyú que evoca a sus personajes populares, a sus pescadores de la escollera, a sus negros lubolos, a sus campeones del fútbol.
Cosas que pasaron, gente que pasó, ilusiones que se hicieron añicos en el perímetro del único barrio de la Ciudad Vieja que pudo sobrevivir hasta el día de hoy con una personalidad propia y diferenciada del entorno.
"Los barrios de Montevideo" Ricardo Goldaracena Ediciones Arca - Montevideo
El francés Gounouillou tenía un apellido tan difícil de escribir y de pronunciar, que la gente terminó llamándolo simplemente Guruyú. Y con este nombre acriollado (o simplemente adaptado al español) pasó a la historia en el característico barrio situado en el extremo de la península de la ciudad vieja. Gounouillou, un industrioso inmigrante llegado al país al mediar el siglo pasado, se dedicaba a los negocios del ramo marítimo y fundó un muelle en el puerto capitalino, al final de la calle Patagones (que hoy se llama Juan Lindolfo Cuestas).
Eran esos los terrenos resultantes de la demolición del antiguo Fuerte de San José, que se alzaba sobre la punta del mismo nombre en la extremidad Nor-Oeste de la península. Derribado el fuerte se trazó la calle Isla de Lobos, de una sola cuadra de extensión, entre Piedras y Cerrito, cuya ubicación y breve longitud no tienen otra explicación histórica que ese hecho.
El francés de tan endiablado apellido adquirió los restantes terrenos que ocupara el fuerte, y levantó allí su muelle al que anexó, al parecer, un precario establecimiento de baños, porque en aquel entonces las aguas de la bahía estaban limpias e invitaban a pegarse un fresco remojón cuando "la" calor del verano se adueñaba de la ciudad. Se dice que, por pocos vintenes, se podía alquilar una casillita de madera para cambiarse la ropa y ... al agua!
Pero quien dió al lugar su definitivo perfil de lujosa estación balnearia no fue el naviero Gounouillou, sino el imaginativo y emprendedor español don Emilio Reus, quien soñó un moderno balneario en aquellos confines de la península. Y manos a la obra. Del sueño pasó rápidamente a la realidad cuando adquirió las instalaciones de Gounouillou y construyó en ese predio lo que los montevideanos de la época llamaron "las piletas", un suntuoso establecimiento de baños públicos, con agua de mar y agua dulce, para solaz y deleite de sus hedonistas coetáneos.
Pero no sólo la estación balnearia estaba en la mente del activo empresario. Asociado con el coronel Carlos Gaudencio, Reus proyectó frente a sus piletas, despues desaparecidas y transformadas en plaza de deportes, la construcción de un espectacular hotel, cuya ejecución quedó a medio camino por causa de la devastadora crisis económica de 1890.
El monumental edificio del Hotel Nacional, que todavía se halla en pie y hoy está pidiendo a gritos una restauración, ocupa la manzana delimitada por las calles Juan Lindolfo Cuestas, Piedras, Ingeniero Monteverde y Cerrito, frente al establecimiento balneario. Su construcción quedó detenida en 1895, cuando el Estado se hizo cargo de las obras y lo destinó a sede de la Facultad de Matemáticas. Hasta hace unos 25 años atrás, antes de clausurarsele por su estado ruinoso, funcionó en el edificio la Facultad de Humanidades.
Allí es exactamente el Guruyú, un barrio que, como tantos otros, es muy difícil saber donde empieza y donde acaba. Con la particularidad de que este paraje siempre tuvo, por lo menos desde fines del siglo XIX, dentro de la despersonalizada Ciudad Vieja, una autonomía perfectamente definida.
Barrio vivido por el vecindario, barrio popular como el Albaicín de Granada, a diferencia del resto de la península montevideana, que es territorio de bancos, oficinas y palacetes del patriciado, el Guruyú fue cuna de populares comparsas de carnaval y mitológicas figuras del fútbol, como Isabelino Gradín y otros muchos que todavía son objeto de evocación emotiva en distintas crónicas.
Pero retornemos al sueño frustrado de Reus. Su establecimiento balneario constaba de dos grandes piletas de 60 metros de largo, una para señoras y otra para caballeros, alimentadas por agua de mar bombeada por máquinas y recubiertas por altas claraboyas de vidrio. Grutas y cascadas que se deslizaban en los declives del terreno, completaban la ostentosa decoración de esta fantasía romana que, aunque no se pueda creer, existió hace un siglo en Montevideo.
Camarines en los corredores de las piletas, departamento de hidroterapia medicinal, duchas frías y calientes, salobres y dulces, servicios de peluquería, tocados de señoras, completaban la suntuosidad refinada de una institución tan exclusiva como podía exigirlo aquella brillante "belle epoque" finisecular.
Reus y Gaudencio continuaron a ritmo sostenido la construcción de su gran hotel, que cuando se le habilitó definitivamente ya no fue hotel, porque la despiadada crisis se lo llevó todo como un huracán: las piletas, las claraboyas, el salón de hidroterapia, el hotel . . .
La piqueta dió cuenta rápidamente de las faraónicas instalaciones del balneario que los montevideanos "chic" vieron desaparecer con asombro y con rabia. Años más tarde. en lo que había sido aquel exclusivo reducto de la alta sociedad, se alzó una plaza de deportes.
Hoy sólo queda la ruinosa mole del Gran Hotel Nacional, como fantasma sombrío y vigilante al borde del puerto, pero enhiesto a pesar de su calamidad, como desafiando el siglo XXI para que se le recicle y se le dé un destino útil otra vez. Y queda también el nombre del barrio, heredado del nombre del francés de los negocios marítimos, el entrañable Guruyú que evoca a sus personajes populares, a sus pescadores de la escollera, a sus negros lubolos, a sus campeones del fútbol.
Cosas que pasaron, gente que pasó, ilusiones que se hicieron añicos en el perímetro del único barrio de la Ciudad Vieja que pudo sobrevivir hasta el día de hoy con una personalidad propia y diferenciada del entorno.
"Los barrios de Montevideo" Ricardo Goldaracena Ediciones Arca - Montevideo
El barrio Atahualpa parece que se llama así simplemente por el famoso jefe Inca. Me hubiese gustado saber quién decidió ponerle así el nombre, pero ta.
Lo saqué de Esta dirección: http://www.barrioatahualpa.com/, que es una bellísima página de internet de la Comisión de Vecinos del Barrio... en verdad un ejemplo de cooperación a nivel barrial.
Lo saqué de Esta dirección: http://www.barrioatahualpa.com/, que es una bellísima página de internet de la Comisión de Vecinos del Barrio... en verdad un ejemplo de cooperación a nivel barrial.